Opinión

Museo de Antioquia, lugar y no lugar

 

Por: Duban Gonzalo Montoya 

El Museo de Antioquia, se encuentra ubicado en el antiguo edificio de la alcaldía municipal de Medellín. Este fue construido en la década de los treinta, inaugurado específicamente  en 1936, con el objeto de albergar el personal administrativo de la ciudad y el consejo municipal, es un edificio declarado patrimonio nacional y se considera una de las piezas arquitectónicas más destacadas de la ciudad.

Imagen tomada de la web

El guion museológico del museo de Antioquia, está estructurado desde una perspectiva cronológica, la primera sala de exposición permanente,  es dedicada a productos artísticos de la época de la colonia y comienzos de la república.La segunda sala, es dedicada a objetos de la cultura prehispánica en conjunción con las tribus indígenas que aún prevalecen  a lo largo y ancho del territorio colombiano. Una de las salas más importantes, es la internacional, en esta se exhibenpiezas de artistas,  tanto nacionales e internacionales y las exposiciones son temporales, para las cuales se utilizan unos cubículos donde se ubican los elementosmovibles. Objetos de carácter político, artístico e histórico son almacenados en este templo de los espacios amplios, donde  lo abstracto y lo simple tienen un mismo valor. 

Este importante lugar, se encuentra ubicado en el centro histórico de la ciudad de Medellín, comparte escenario con otras importantes piezasarquitectónicas, como el hotel Nutibara, el instituto de patrimonio y cultura de Antioquia, la iglesia de la Veracruz y la plazoleta de Botero. Estos lugares patrimoniales de la ciudad, parecen estar aislados  en burbujas, pues la realidad que se vive alrededor de ellas está muy alejada de la que se experimenta dentro de los mismos, especialmente en el museo.

Drogadicción, prostitución, mendicidad, indigencia, delincuencia común, son algunos de los factores que  convierten a los alrededores del museo en lugares de inseguridad, las basuras, la orina, son otro punto que ayuda a la degradación del contexto. La delincuencia común es quizás el factor que más afecta negativamente este entorno, allí los robos y las extorciones son el pan diario, por eso algunos transeúntes al pasar por el lugar toman medidas de precaución. Los comerciantes informales son los más afectados, estos tienen que pagar cuotas diarias a los grupos ilegales que operan en el sector y que tienen unos horarios específicos para victimizar tanto lugareños como extranjeros.

Es bastante contradictorio que un lugar  físicamente  hermoso, donde se encuentra la memoria no solo de los antioqueños, sino también de algunas etnias colombianas,  adopte unos patrones  que vanen contra de  la armonía, la cual se entiende como  parte esencial de lo estético. pues no es solo el museo  el elemento que justificael contexto, sino también lo es el espacioexterno con sus habitantes y los distintos fenómenos sociales que allí se dan, por lo tanto es de suma importancia que dicha entidad rompa su burbuja y traslade esos valores internos a los alrededores del mismo, pues el museo no  solo está en el interior, el espacio externo  y todos los agentes implicados en la constitución del mismo, juegan un papel importante en la construcción de este lugar como  el principal símbolo de desarrollo cultural del departamento.

Es tiempo que el museo de Antioquia permee las masas populares de la ciudad, y en el imaginario de estas se posicione como referente de ciudad y de región, al igual que el metro de Medellín, el cual es nuevo al compararse con la existencia del museo, pero esta  institución   inyecto en la comunidad unos valores fundamentales para la conservación del medio de transporte llamado, la  Cultura Metro. Para las masas,  los elementos que representan una cultura son sagrados, es así como se considera el metro de Medellín, como un referente de ciudad, de región y su cultura,  por esto cuando una persona paisa se encuentra en territorio metro, trata de comportarse de la mejor manera.

Si las   clases populares de la ciudad, concibieran el museo de  Antioquia como un importante referente de ciudad, la seguridad, la tolerancia y el respeto,  se tomarían los alrededores de esta institución, dándole matices de verdadera elemento patrimonial.

 

Medellín: en el camino del desarrollo sostenible

 

Por: Diego Joan Urrea Guzmán

Debemos partir de una premisa: los objetivos del desarrollo actual están basados en el cuidado del medio ambiente, en la preservación de los recursos no renovables, la optimización de los procesos y la satisfacción de las necesidades humanas sin comprometer los recursos de las futuras generaciones. Ya hemos analizado las posibilidades y vemos que, un futuro apocalíptico no es solo imaginario de Hollywood y puede ser muy real en la medida que continuemos despilfarrando y creciendo de manera desordenada, pero ¿cómo lograr un desarrollo sostenible sin que este objetivo se convierta en una utopía?

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 Hemos encontrado en el Desarrollo Urbano Integral  una respuesta, el porqué, se debe a que la mayoría de la población humana vive en ciudades, en nuestro país esta cifra alcanza el 74% (Revista Dinero, 2012) lo que plantea un reto para los Gobernantes ya que deben garantizar la calidad de vida de los habitantes y aumentar los niveles de competitividad y productividad de los centros urbanos desde los aspectos ambientales, culturales, económicos, políticos y sociales.

Cada municipalidad y departamento por ley, debe redactar y ejecutar su Plan de Desarrollo Local en él se plasman los objetivos en pro del desarrollo sostenible, en este caso las ciudades deben idear un Plan de Desarrollo Urbano Integral que no solo mejore la infraestructura y la movilidad, sino que en conjunto ayude a mejorar sustancialmente los problemas sociales y económicos de las comunidades donde tienen influencia estos proyectos.

El Departamento Nacional de Planeación (DNP) define el Desarrollo Urbano como: “una serie de estrategias para el fortalecimiento de las ciudades, el mejoramiento de la calidad de vida y la promoción del desarrollo económico en los centros urbanos” (Departamento Nacional de Planeación, 2010) y para alcanzar el  cumplimiento esto, que no es una tarea fácil, nuestra ciudad ha implementado desde 2004 los Proyectos Urbanos Integrales -PUI- que constituyen un instrumento de intervención urbana que abarca las dimensiones de lo físico, lo social y lo institucional, con el fin de resolver problemáticas específicas sobre un territorio definido, colocando todas las herramientas del desarrollo de forma simultánea en función del área de intervención (EDU, 2013).

Medellín está por encima de las demás ciudades del país y de muchas urbes del mundo en este tipo de intervenciones integrales para dar unos ejemplos podemos destacar la intervención en movilidad que conecta las comunas periféricas con el Metro por medio de cables, autobuses, tranvías y escaleras eléctricas; en educación podemos destacar los parques biblioteca como centros para la cultura y el deporte; que hacen más incluyente la ciudad y permiten cerrar un poco la brecha de desigualdad que hay en Medellín. Aunque no todo ha sido perfecto y se han tenido dificultades en su ejecución, es muy resaltable y oportuno hablar de Medellín y decir que estamos haciendo la tarea por la transformación integral de la ciudad.

Otro aspecto fundamental sin lugar a dudas es el espacio público ya que en él es posible el encuentro de los ciudadanos en igualdad de condiciones, permite integración y una amplia posibilidad de convivencia e intercambio cultural de las personas. Este conjunto de obras de infraestructura con obras sociales como programas educativos, laborales y de salud que incluyen activamente a las comunidades donde se realizan son los que generan una posibilidad cercana y tangible de desarrollo sostenible en nuestras ciudades y en este aspecto creo que Medellín cumple parte de su tarea en subsanar la deuda social que hay con un gran número de población vulnerable y que ha crecido en una cultura de violencia e ilegalidad.

Aun falta mucho para lograr unos altos índices de igualdad y lograr un verdadero desarrollo sostenible, pero Medellín está haciendo esfuerzos para lograr una ciudad incluyente y prospera para todos, donde estemos conectados, podamos movilizarnos y donde cada habitante tenga las necesidades básicas satisfechas, lo que ayuda a disminuir también hechos de violencia que han marcado y han hecho parte de la vida de los medellinenses.



[i] ONU Hábitat publicó el 10 de octubre de 2013 los resultados del estudio: “Reduciendo la brecha urbana de ingresos” donde Colombia ocupa el tercer lugar en desigualdad de América Latina después de Brasil y República Dominicana, y Medellín es la ciudad con mayor inequidad del país.

 

 

La educación para la paz: El platillo más costoso 

 

Por Bryan Montoya

En Colombia la paz es un término tan desgatado como mal entendido.  Hemos crecido todos, desde las jóvenes  generaciones hasta donde dura el abuelito, bajo la sombra de esta palabra que por el uso ya es carente de significado y cada vez que se  al escucha queda  uno con un mal sabor de boca, por que viene a la memoria los gigantescos esfuerzos de la clase política, que por supuesto tiene como” único” interés el “bienestar” del ciudadano,  por resolver los conflictos violentos que se remontan prácticamente a  aquel año maravilloso de 1810 cuando se gritó la independencia de España pero que  aún no se grita para zafarnos de las ávidas manos de Estados Unidos y Corea.

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Y es que es desde ahí,  desde lo que nos pertenece,  dónde comenzamos a fallar; dejamos los espacios en los que se genera el conflicto  a merced de nuestros gobernantes o las empresas extrajeras, ignorando que el dinero es el nuevo lenguaje del reino.

Estos en castizo quiero decir que el problema de la  paz va más allá de las guerrillas, las ametralladoras y capos de la droga. Este fenómeno abarca cada pliegue de la vida en comunidad e impregna cada ápice de la realidad nacional: Naturaleza, persona, sociedad, mundo, cultura, tiempo. No es cuestión de balas y vendas es un acontecimiento económico, político y social.

Por esa  razón,  para llegar a la paz, en opinión de este crítico, es necesario  implementarla en la educación. Pero no la paz vista como no-violencia,  ni mucho menos vista con el sentido religioso de la serenidad del alma; sino una paz humana, una paz de condiciones y equidad.  Si desde pequeños les enseñamos  a nuestros hijos que tomen una actitud diferente frente a los conflictos, que además no son intrínsecamente positivos o negativos,  nuestra realidad podría irse transformando.

Lógicamente en nuestra receta para la paz no basta con la educación en casa,  el exterior es agresivo, hay  que  educar  desde el testimonio y en el horno de la academia. Se debe incorporar la educación para la paz, cómo levadura de la vida en sociedad de cara al desarrollo, desde las escuelas, pasando luego  por colegios y universidades, porque si algo que nos ha enseñado la historia es que si la memoria  no se revuelve   hasta que quede una masa consistente,  la educación va a quedar insípida y grumosa.

Por supuesto, en la preparación de este platillo hay más factores a tener en cuenta, cómo “la mano” del Chef y  la de los que trabajan en su cocina, porque desafortunadamente en la gastronomía colombiana, los comensales suelen alabar platos mal preparados, algunos tan  terribles que  incluso sangran. Un problema arraigado desde los imaginarios colectivos y la cultura que hace más evidente  la necesidad de una reconfiguración del sistema educativo. Debemos dejar de confiar en esos ejecutivos de alto riesgo, o políticos corruptos como también se les conoce,  porque la mayoría vinagran hasta un buen  vino.

Me imagino, que muchos estarán pensando: si se debe aleccionar para la paz desde la academia y el gobierno, a quien parecemos importarle más bien poco, es quien proporciona la educación ¿no estamos hablando de un imposible?  Pues la respuesta es no, no es una misión utópica; eso sí tampoco es fácil, hay que coger la masa y dividirla en pedazos pequeños para darle identidad, y engrasar la bandeja con un poquito de conciencia para que no se pegue y, creo yo sería un buen inicio, al menos para la guarnición para nuestro palto principal.

Sé que es difícil, que La receta es compleja y la combinación de los factores no siempre se pueden entender, pero hay que comenzar a despertar, a exigir la paz,  a instruirnos  primero para la libertad y la apropiación de lo que siempre ha sido nuestro  para luego comenzar a hablar de una educación para la paz. Un plato que a diferencia de la violencia se sirve frío.